Algunos de los conejos /Imagen de Dave Schweiger |
Desde ya hace mucho tiempo, los residentes de Las Vegas tienen unos vecinos un tanto peludos.
El caso más lejano fue el de Dave Schweiger, que se encontró a su hija rodeada de conejos en su casa. Según él no eran conejos salvajes sino domésticos. La familia Schweiger tuvo buen corazón y a partir de entonces empezaron a comprar comida para ellos.
El problema vino cuando esos conejos empezaron a reproducirse y eran más de veinte en su hogar. Al darse cuenta, los llevaron al veterinario con la ayuda de una protectora para castrarlos, pero ahí se dieron cuenta de que muchas de las hembras ya estaban embarazadas.
El caso más lejano fue el de Dave Schweiger, que se encontró a su hija rodeada de conejos en su casa. Según él no eran conejos salvajes sino domésticos. La familia Schweiger tuvo buen corazón y a partir de entonces empezaron a comprar comida para ellos.
El problema vino cuando esos conejos empezaron a reproducirse y eran más de veinte en su hogar. Al darse cuenta, los llevaron al veterinario con la ayuda de una protectora para castrarlos, pero ahí se dieron cuenta de que muchas de las hembras ya estaban embarazadas.
La familia Schweiger no es solo la única que tiene conejos en su hogar, en muchos otros jardines, parques o descampados de Las Vegas también hay cientos de conejos. Estos lugares son conocidos como "vertederos de conejos". Ahí acuden todos aquellos dueños de conejos que tienen camadas y no saben que hacer con ellos. Los abandonan creando un problema aún mayor que ni siquiera el gobierno sabe qué hacer.
En uno de los psiquiatricos estatales también se pueden ver los cientos y cientos de conejos que corren y viven en la zona. "Sales fuera y no los ves, pero en cuanto empiezas a tirar heno o lechuga aparecen de todos lados" contó Schweiger.Para que estos conejos puedan seguir sobreviviendo muchos voluntarios acuden para ofrecerles comida y atención, sin olvidar el paso por el quirófano para castrarlos. Pero no sólo se trata de llevarlos al veterinario y alimentarles sino de un problema de educación y falta de responsabilidad, y para eso, hacen falta muchos voluntarios para contar la realidad de cómo son los conejos y unos oidos dispuestos a escuchar.