A raíz de tener a Rupert, tuvo la idea de abrir un hotel para conejos en su propia casa, Celebunnies, en el que actualmente tiene bastantes clientes, además de otros 11 conejos más propios.
Cómo no, su idea tuvo éxito pero a su marido no le hizo mucha gracia, llegó a decirle la odiada frase: "Soy yo o el conejo". Sarah no tuvo dudas y eligió a Rupert.
Los problemas empezaron cuando su marido "empezó a enfadarse porque pasaba mucho tiempo con los conejos, y para ser justos, tomaron el control de mi vida, pero si alguien, alguna vez me dice "Soy yo o lo conejos", lo siento pero van a ser ellos siempre".
Sarah cuenta cómo empezó con su pasión con los conejos:
"Tenía 30 años y podía, había tenido a mi tercer hijo, mis otras dos hijas estaban en el colegio durante el día y teníamos un gran jardín, así que pensé que podía tener un conejo."
Rupert llegó y fue cuando se dio cuenta de que no somos animales fáciles: " Estaba en shock, no me había dado cuenta de cuantos cuidados necesitan los conejos, cuánto cuestan y cuánto acabaría queriéndoles.
Son los animales más difíciles de mantener vivos, sufren problemas dentales que pueden desarrollarse en abscesos, además tienes que ser muy cuidadoso con lo que comen, porque tienen el estómago sensible y es muy importante que tengan un amigo, que no vivan solos."
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| MacRonald dando heno |
Ahora. Sarah está estudiando sobre el comportamiento de los conejos, fisiología y bienestar y espera algún día poder tener su propio centro de rescate aunque a sus hijos no compartan la misma ilusión.
" Las niñas ya están aburridas, pero al pequeño le gustan. Se entusiasman con los conejos de otras personas pero no les interesan los nuestros. Me dicen que pare de tener más pero no puedo imaginar no tenerlos. Es una pena que no tenga una pasión así por algo que me vaya a hacer rica."
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