Investigadores que han trabajado con Aron Tulogdi en el Instituto de Medicina Experimental en Budapest y publicado en Psicobiologia del Desarrollo, intentaron volver unas ratas agresivas en unas más sosegadas. Estos animales sociales se vuelven agresivos cuando pasan su infancia aislados. ¿Podría invertirse si más tarde fueran criados con otras ratas?
Para descubrirlo, los investigadores pusieron crías de rata de 3 semanas de vida solas en jaulas. Eso dejó marcas de conducta en los animales: Las ratas que habían crecido aisladas resultaron ser agresivas, demostraron tener ansiedad cuando fueron puestas con otras ratas y durmieron separadas de ellas. Este comportamiento es impresionantemente similar al de los humanos que han experimentado infancias problemáticas.
Pero al cabo de unos días dentro del grupo, algo cambió en el comportamiento de las ratas criadas en aislamiento. Muy pronto empezaron a dormir por las noches con los otros animales - aunque seguían siendo más agresivas que las ratas que habían sido socializadas normalmente. Una vez más, los investigadores descubrieron paralelos increíbles: En el comportamiento humano, pese a que las fobias sociales pueden ser tratadas con terapias con un alto éxito, es más difícil cuando se trata de comportamientos agresivos.
Orden jerárquico
Asombrosas similaridades como esas emergen más fuertemente del estudio del comportamiento animal. "Hemos desarrollado hipótesis que en varias relaciones podrían aplicarse a los seres humanos" dice Norbert Sacher, profesor de Biologia Conductual en la Universidad de Münster. "Aunque los caracteres humanos son significativamente más complejos, nuestros cerebros siguen los patrones básicos similares a esos animales"
De esta manera, lazos tempranos marcan la naturaleza de tanto animales como humanos. La relación de una persona hacia sus padres y hermanos es decisiva cuando tiene que ver con el carácter que esa persona desarrolla. Lo mismo pasa con los animales: Su relación con miembros de la familia determina el desarrollo de su personalidad, según Sachser.
Las ratas que no recibieron amor maternal fueron más suscepetibles al estrés. Pero otros factores entran en juego también: "Con los animales, incluso los hermanos tienen un rol en el perfil conductual".
Eso se confirma en la investigación hecha en la Universidad de Bayreuth y la Universidad de California (Behavioral Ecology). Los investigadores demostraron en tests comportamentales, que conejos asalvajados que pesaban más al nacer eran más valientes y curiosos que sus hermanos más delgados de su misma camada. Continuó sucediendo meses después cuando el peso de los animales se había igualado.
Una de las posibles causas para ello, de acuerdo a los investigadores, es la división de los roles en la familia de los conejos. En juegos y disputas de jerarquía, los gazapos más pesados ganaban más a menudo que sus hermanos más ligeros. Presuntamente de este modo desarrollaron rasgos de seguridad en sí mismos que permanecieron con ellos a medida que crecían, mientras que los más delgados, los gazapos más débiles tenían que arreglarselas con más contratiempos haciendo que permanecieran algo ansiosos.
¿Existen otras fases decisivas en el desarrollo de la personalidad de ratas y conejos? "Hay indicaciones que la personalidad puede ser marcadaa través de la pubertad",dice Sachser.
*Artículo traducido de Worldcrunch.