Durante años, Bob Betts era conocido como "el hombre conejo" del centro de Raleigh.
Llevaba de paseo a sus conejos diariamente. Pegasus y Thumper paseaban suntuosamente, atados dentro de un carrito de bebé para que estuvieran seguros.
Bob empezó a tener problemas mentales en 2002 pero no empezó a sentirse seguro entre la sociedad hasta que no tuvo a su primer conejo Usagi.
No tenía problemas para hablar de su condición, escribiendo sobre sus ataques de pánico y depresión severa en "Prose and Poetry", una página que creó. En un tema titulado "Mi historia con conejo - No estás solo", escribió: "Le hablaba a mi terapeuta sobre Usagi. Le contaba que mis profundos epidodios de depresión eran cada vez menos frecuentes. Era aparente para ambos que Usagi tenía un efecto muy positivo para mí".
Bob también estuvo de acuerdo en ser nombrado escritor de numerosos artículos sobre salud mental en "News & Observer". Defendía a los conejos como animales de servicio y rápidamente habló de cómo son mascotas extraordinarias.
Por desgracia, Bob murió el pasado 30 de Octubre a causa de un cáncer de pulmón.
Tanto Pegasus como Temper fueron adoptados por Thea Rogers, otra amante de estos animales y amiga.
Ambos disfrutaban llevando en el carro a sus conejos para hacer caminatas hasta el Neuse River Greenway Trail o a comer pizza en Clayton.
Thea recuerda cuán divertido era juntar a sus cuatro conejos para jugar en su jardín." Éramos como madres de preescolares, sentados ahí, mirando a nuestros niños jugar en el parque y hablando".
Los conejos le reavivaron
Que Bob fuera capaz de hablar con alguien era un milagro.
No podía decir con exactitud lo que causó su enfermedad, pero en 2002 fue diagnosticado con depresión, y empezó a sufrir ataques de pánico.
Pasó de navegar con su velero por la costa de Florida a ser incapaz de trabajar o de salir de su casa.
Bob tenía un título de Ingiero Químico y sirvió en la Reserva Naval de los Estados Unidos de América durante la Guerra de Vietnam, pero su problema le dejó desamparado.
Se mudó de Florida a Raleigh para vivir con sus hermanos y empezó el lento proceso para recibir una paga por discapacidad.
En el momento en que fue capaz de vivir solo decidió que decoraría su vivienda con un estilo peculiar: el de los conejos.
Su hermana le dió un conejo de peluche que le hacía compañia pero su terapeuta le sugirió que tuviera un conejo real. Y adoptó a Usagi, un Holandés enano negro."Tenía una personalidad qmás pesada que su peso corporal. Su programa favorito era Animal Planet y se sentaba a ver la Tv durante horas" escribió Bob.
Cuando un amigo le dió un carrito para sus conejos empezó a pasear a diario por los alrededores de su hogar. Pegasus y Thumper le cambiaron la vida."Llevaba a sus conejos a todas partes" dijo Lindsay Blackburn, fundadora de un grupo de quedadas de conejos. "Mucha gente no lo lleva bien pero él lo hacía. Pienso que sus conejos le devolvieron la vida".
En 2008 Bob se hizo voluntario de una asociación contra el maltrato animal y pasaba muchísimas horas cada Sábado como un "compañero conejil".
Ahí conoció a Beki Schmickley, otra voluntaria que contó que Bob era bueno con los niños, incluída su nieta."Siempre estaba dispuesto a traer un conejo para que pudieran tocarlo y ayudarles a aprender- era un programa de educación para él","La pérdida de Bob se notará mucho. Los niños ya añoran a su mejor profesor".
Bob adiestró a sus conejos con un clicker y escribió un libro sobre su método. "Quería demostrar que eran mascotas que podían adiestrarse, eran divertidos" dijo Blackburn.
"Me pongo muy nervioso"
Cuando el Departamento de Justicia de EE.UU reescribió su interpretación de la ley de los Americanos con Discapacidad en 2011, especificaba que los perros y los caballos pequeños con un entrenamiento especial eran animales de servicio. Anteriormente, cualquier animal podía serlo. Las leyes de Carolina del Norte dicen que cualquier animal puede ser considerado un animal de servicio, algo que Bob mostró cuando se le prohibía entrar en según qué edificios con sus conejos.
"Si me pidas que me vaya, lo hago" contó Bob al News & Observer. "Forma parte de mi discapacidad. No creo problemas, me pongo muy nervioso así que es mejor que me vaya".
Los conejos fueron un salvavidas "De otra manera tengo miedo de la gente, sino estaría encerrado" contó Bob."Desde que tengo a los conejos me hacen sentir útil"
Thea Roger pudo llevar a Pegasus y Thumper al hospital para ver a su dueño mientras recibía tratamiento.
En su obituario publicado por sus amigos y familia, decía que todos, incluidos conejos eran invitados.
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